San Telmo es testimonio de la cuna del arraval, lugar de payadores, donde en cada rincón se escribieron historias de amor, de tragedias de nostalgias y de humor, fue y es fuente de inspiración de los artistas y lugar de encuentro con las raíces de nuestro ser argentino.
Galerías y locales con ropa de cuero de gran belleza y diseño argentino se mezclaban con los aromas de un trozo de carne a la parrilla ofrecidos en la acera por un mozo muy gentil que hablaba diversos idiomas a un grupo de turistas japoneses, otros franceses y a un barullero grupo de jóvenes brasileros que cantaban en portugués a viva voz, !que pintorescos y simpáticos!, no caminaban danzaban... la verdad tuve que
contenerme para no agregarme al colorido grupo!Me detuve en cada vidriera de ropa, en el negocio de Mercedes, "Tierra Mía" me probé un sombrero rojo, las prendas de Estilo Patagonia Argentina son de una gran belleza y diseño !gracias Mecha por tu simpatía!
Seguí hasta el viejo Mercado y el encanto es de cuentos, allí sí se experimenta cómo y quienes somos los argentinos, me puse a conversar con varias personas, uno era hijo de italianos, otro de españoles y otro nieto de árabes, un crisol de razas. En el antiguo corredor central se ubican los locales de antigu¨edades y a medida que avanzaba no dejaba de sorprenderme por la variedad y mistura de lo ofrecido, caballitos de calesitas, cubiertos de plata, retratos de Carlitos Gardel, cajas de fósforos, estampillas de colección, el Topo Giggio, muebles de estilo, telefónos varios, pinturas, sifones, libros y revistas, ropa usada, máquinas de fiambres, retratos de Juan y Eva Perón, un poco mas adentro locales que venden todo tipo de carnes, otros verdura, otros perfumes, anteojos nuevos y usados, manteles antiguos, flores, tierra y semillas.Me gustan los mercados y este tiene un encanto que raya con lo bizarro.
Un poco mas adelante sobre la misma calle otro rincón " Tiempos Idos", alli amorosamente acomodados un grupo de relojes, violines que esperan un cliente para volver a tener sonido, un mágico cerdo con anteojos de madera, más allá vajilla de porcelana, un bandoneón y un arpa descansando en sus viejos y desvencijados estuches...en espera tal vez, que algún cliente vuelva a darles vida y muchos objetos bellos.
Emprendí mi regreso caminando lentamente y saboreando esta verdadera puesta en escena de particular valor histórico y cultural. Que bello barrio! Que linda Buenos Aires!, Que grande es mi
amada Argentina! Guardaré como tesoro este paseo que hice para los demás y me causó una inmensa felicidad.
M.L
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