La propuesta que hoy deseo hacerles tiene su motivación inicial en la observación de un pintoresco e improvisado puesto de verduras, en mi querido barrio Villa Crespo, un mantel en la vereda, unos cajones en forma de torre, con la mercadería amorosamente arreglada, por colores, tamaños y formas.
Llamaron mi atención las mini berengenitas. La simpática y perpicaz verdulera me las vendió con recetas incluídas.
!Mirá Bella! me dijo- las comidas deben tener, color, sabor y amor!
!Mirá Bella! me dijo- las comidas deben tener, color, sabor y amor!
Filosofía callejera, eso me llevé del encuentro con esa mujer de apretadas trenzas negras, de hablar lento y bajito con una sonrisa generosa que dejaba entrever su interior.
Me gusta trasmitir y compartir con mis seguidores lo que con tanta gratuidad he recibido.
Anímense a realizar una de estas recetas tan glamorosas , luego me escriben y cuentan cómo les ha ido, vivan la experiencia de percibir los aromas, las texturas y de recibir a cambio una sonrisa en forma de pago, trueque de amor! y un !muchas gracias má!- M. L
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