viernes, 26 de abril de 2013

Un gesto de Amor


Esto es realmente  un gesto de apertura... en definitiva un gesto de amor!
   Abrazar a Francisco, para reencontrarme con Bergoglio
Me recibió con un afectuoso: "¡Sergio, qué bueno que estás acá! ¿Te colaste? Y en realidad, 
una vez más,tenía razón
Fue en la primera audiencia del papa Francisco con los líderes de las diferentes 
religiones. Allí me reencontré con el querido Bergoglio. En el marco imponente
 de la Sala Clementina, el abrazo trascendió la formalidad del protocolar saludo 
para ver en su sonrisa y gesto cercano a quien, investido como papa, era nuestro 
Bergoglio de siempre.
Así, con los gestos que son tan suyos, es cálido, directo, íntimo. Con el humor de 
quien no pierde la sonrisa ni la frescura aun desde esas alturas, recuperando en 
cada uno la misma apertura, para finalizar pidiendo que sigamos rezando por él. 
Me presenté tan solo para bendecir y agradecer este momento.
El gesto del abrazo corona un camino de quien es mi referencia, pero también
 el compromiso renovado por el desafío que nos convoca. "Ahora que estoy 
ante Francisco, vuelvo a abrazar a mi rabino Bergoglio", le dije. Me regaló 
una sonrisa y, con su humor tan particular, me recibió con un afectuoso: 
"¡Sergio, qué bueno que estás acá! ¿Te colaste?
Con el humor de quien no pierde la sonrisa ni la frescura aun desde esas alturas
Y en realidad, una vez más. tenía razón.
Sin entrar en los detalles, no había sido incluido en la delegación formal de
 representantes de instituciones judías ante el Vaticano y, frente a la rigurosidad
 infranqueable del protocolo vaticano, aun con la colaboración de los propios
 dirigentes de la comunidad judía tanto argentina como internacional que estaban
 presentes, no fue posible incluirme para la audiencia, hasta que, como era
 previsible, fueron mis amigos sacerdotes y obispos como es el que caso
 de monseñor Sanchez Sorondo, quienes hicieron llegar la voz para que
 fuera el mismo papa Francisco quien instruyera a la Secretaría de Estado para
 que me dieran el acceso, y celebrar en ese mínimo instante que fue eterno para
 reencontrarnos y poder vernos.
Luego del abrazo de reencuentro, rezamos.
Nuestra milenaria tradición judía prescribe recitar una bendición cuando uno está
 frente a un sabio y gran maestro de la humanidad. Así que con la alegría del 
corazón y el alma exaltada en gratitud, recité en hebreo la bendición para concluir
 juntos diciendo los dos como uno: Amén.
¡Qué emoción! ¡Qué energía! Un momento único que quedará por siempre en el
 corazón y en el alma, un surco fértil de espacio-tiempo que dará su fruto en
 la buena cosecha del porvenir.
Recité en hebreo la bendición para concluir juntos diciendo los dos como uno: Amén
El papa Francisco nos dejó un mensaje pleno de bondad y amor, uniendo las iglesias
 cristianas, aun las ortodoxas orientales, que hacía un milenio no estaban
 presentes en estas instancias. Dando señales inequívocas de unidad para la tarea
 ecuménica en el cristianismo refirió a la dimensión interreligiosa dando un especial 
lugar al vínculo judeocristiano
Sigo aún emocionado, mientras escribo estas últimas líneas. El abrazo a Francisco
 renueva un pacto para esta nueva era, la bendición elevada en oración de un 
nuevo tiempo donde seguimos guiados por el corazón generoso de nuestro 
pastor y maestro, el papa Francisco que no es otro que el mismo Padre
 Jorge, el tan querido y valorado Bergoglio.
Rabino Argentino Sergio Bergman

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